domingo, 12 de octubre de 2014

Fotógrafos de guerra.


Muchas veces hemos visto imágenes de guerras y de personas que mueren en algún país que nos parece lejano, pero muy pocas nos preguntamos quién está detrás de estas imágenes, cómo ha llegado a conseguirlas y qué sienten quienes las toman al presenciar esas escenas.




Esas imágenes son posibles gracias a los fotógrafos de guerra, quienes deciden llevar su pasión por este arte a otro nivel, y abandonar la comodidad de un estudio para arriesgar su vida y hacernos llegar el día a día de tantas personas.

Ellos llegan con sus equipos hasta los lugares en los que suceden los conflictos bélicos, las injusticias y las muertes, para mostrarnos y concienciarnos de estas situaciones. Cuando esas imágenes son tomadas, podría pensarse que en lugar de estar sujetando una cámara, esa persona podría estar ayudando a remediar esta situación. Y ésto es algo con lo que deben aprender a vivir, porque, aunque saben que ésa no es su labor, siempre puede aparecer el dilema de qué hubiera pasado si en vez de tomar la foto, hubiera actuado.


Por eso, un buen fotógrafo de guerra es aquel que consigue evadirse de la situación y pensar en que tomando esa imagen podrá hacer que los demás abramos los ojos, y que los que tienen en sus manos el poder de ayudar se den cuenta y hagan algo por remediar esas situaciones.

Puede haber gente que considere desalmado el trabajo de los fotógrafos de guerra diciendo que lo que hacen es lucrarse a costa de la muerte de otros, pero ¿es desalmado alguien que arriesga su propia vida yendo a una guerra para mostrar la realidad a todos? 





En mi opinión, el trabajo de los fotógrafos de guerra es algo digno de admiración; son personas que dedican su vida a hacer que veamos cómo es el mundo, se ponen en peligro para que esas situaciones no queden en el olvido. Hacen un trabajo que la mayoría no tendríamos el valor o la fuerza de afrontar y sin el cual, viviríamos ajenos a las atrocidades que nos rodean.